inside.
me habia levantado algo tarde, era como haber llegado al dia justo cuando ya casi todo habia pasado. lenvarse tarde es como nacer; el aire ya esta contaminado y el sol ha escalado mas de un tercio en su recorrido por el cielo. pero venga huele como a mañana vacia y que dolor que dolor me estoy haciendo con cada bocanada de aire que respiro. los dias asi son como musica de cantina tocada a ritmo de grind core que es como la musica que cantarian los motores si pudieran tocar con imperfeccion de humanos, porque a veces el sentimiento es imperfeccion pero lo voy a dejar ahi porque no es un tema que me desvele. y la verdad no se muy bien que es lo que me desvela porque en definiciones estoy un poco crudo. aquello cambia todo el tiempo. H. me dijo el otro dia que yo tenia que conocer un poco el mundo y que entonces me iba a dar un trabajo. y yo me puse a conocer un poco el mundo y eso es algo en lo que a uno se le va la vida y bien, cuando H. dice unas cosas las dice con buena intencion no importan si son ciertas o no. el sabe que decir y en que momento para que te muevas pero cuando te mueves el deja que llegues hasta donde la fuerza del movimiento te lleve, y el sabe que eso es mas fuerte que cualquier cosa que haya dicho. entonces uno nunca puede estar decepcionado de H. en verdad porque a el la fuerza del movimiento tambien lo lleva de aqui para alla y eso es como ver una danza que esta guiada por la respiracion porque pone el cuerpo en riesgo el aire en riesgo y el movimiento en la linea de lo vital. porque a mi me gustan las cosas que toman el riesgo de ponerse en la linea de fuego, de caminar en la cuerda de templarse con el riesgo propio. las apuestas altas que te dejan como pasteurizado como irradiado de eletrones enloquecidos.
el instituto es todo lo contrario es masa administrativa para minimizar el riesgo. es camino probado y controlado y una forma de responsabilidad diseminada a mi no me sorprende que el instituto a veces explote en pedazos y luego sea reconstruido rapida, eficientemente. nadie ha visto porque el instituto huele a miedo y a casa desinfectada y a deseo en la linea de ensamblaje. de un modo hay que combatirlo ignorandolo. hay que combatirlo tambien activamente. aunque el institito es apenas una faccion de la mano que tira la piedra, una de sus expresiones mas visibles y organizadas.
hay dias en que me levanto pensando en esas cosas y me gustaria ver un dibujo de A. para tranquilizarme. porque no se puede vivir asi con la respiracion entrecortada y bien, A. tienen algo que te manda un shock por el sistema sensorial como si todo se detuviera por un instante entonces ries o respiras profundo o caminas distinto o hueles a tu alrededor es como un trago de jugo de limon bien perfumado con intensidad botas purpura brillante y cancion que suena en el momento justo.
me levanto y tomo un desayuno frugal y me encuentro en esta casa vacia y llena de cosas al mismo tiempo y como que la casa me refleja un poco porque el mundo refleja por igual y voy y me miro en las esquinas pero no mirando mi reflejo literal sino ese reflejo de esquina hipercubica y me veo chico mirando un televisor en las tardes vacias y luego me veo menos chico mirando una pantalla en las tardes vacias y luego me veo mirando una hojas en las tardes vacias y un balcon en las tardes vacias y me veo mirando una ausencia en las tardes vacias y la esquina me dice con su voz de eco oye f. porque no vas a mirarte a la ventana entonces yo camino hacia la ventana que mira a la calle y bien a lo lejos los carros y la gente caminando no tanta gente mas bien los arboles moviendose un poco y la ventana me dice que ahi estoy tambien y que no he aprendido nada la ventana me habla con su crujido de marco tieso y sus vidrios enpolvados. y me detengo a pensar en el sofa de la sala y si miro alrededor esta no es mi casa porque alguien cambio los muebles y las paredes no tienen la pintura de siempre y hay unos juguetes tirados en el umbral de la cocina y me doy cuenta de que me equivoque de casa y he entrado a una a la que no pertenezco y sus memorias resuenan como trazos electricos por la piel de colores esta casa esta llena y esta vacia y me habla con voz de crujidos lentos y paciencia de objetos. y lamparas traidas de lugares en los que no he estado iluminando esos espacios en los que no he dormido en las tardes cuando el sol cae ni he tomado chocolate ni he escondido notas ni goma de mascar debajo de las mesas. entonces me digo, tienes que salir de esta casa cuanto antes. tomo el corredor que va a la puerta principal y la casa se cierra como un caracol y el corredor da una curva perfecta con el guardaescobas bien alineado y me saca a otra habitacion grande y entapetada con muebles tapizados en rosa y un par de candelabros viejos que no combinan y la mesita de centro esta llena de retratos que se ven familiares pero que no reconozco, las caras grotescas y verdaderas como esas que uno ve cuando monta en el bus de la ciudad de los angeles. los retratos me miran desde su vacio congelado desde su familiaridad desesperada en rosa claro estamos tan solos y solo tenemos estas memorias colgadas en la mesa las exhibimos con nuestras ojeras y pupilas opacas de tanto trabajar y sufrir y dolor y familia y muerte y hastio. me siento a mirarlos en el sofa endurecido y tomo uno por uno los retratos mirando solo los ojos y se me ocurre que eso he de hacer entonces tomo el corredor que da a la cocina y busco unas tijeras en el cajon y las encuentro y vuelvo a la sala a recortar a todos estos desconocidos familiares. recorto los ojos en rectangulitos y los pongo en donde estaban antes con el fondo color carton de los marcos y escondo el resto de la foto bajo el tapete y al final tengo ojos y ojos y ojos que me miran mas vacios tristes y desesperados desde esos rectangulitos que parecen planos de sus habitaciones que parecen sus propios cuerpos rigidos y angulados de vivir y pulirse a diario con el asfalto de la calle y el plano de los escritorios. camino a hasta la ventana y afuera los cables de la luz con sus curvas delicadas y sus masas de cables en los postes como dibujos en tinta china contra el cielo de colores degradados. son masas pero son livianas pero son notas musicales son los trazos de la comunicacion y de la iluminacion y de la proteccion y como se balancean con ese ritmo delicado con ese heroismo fluido y no son arboles pero casi tan fuertes y algunos fueron arboles ahora reencarnados. si sigo las lineas con los ojos son hipnoticos son sagrados y estan afuera. luego me digo, voy a salir a abrazarlos, esas puas bien pensadas de la calle, y tomo la salida que da a la puerta principal y la puerta no se abre y le doy golpes y nadie escucha porque es una de esas tardes. y me doy al estar encerrado. y la casa me guarda para si entonces tomo las escaleras al segundo piso y me siento en la estancia en la mitad sobre el suelo frio y alli donde los planos se rompen a la vista siento que la casa me abraza con un cariño de madre y con una resistencia de madre que me conmueve y me aterra al mismo tiempo y me repugna un poco mas. y voy al segundo piso donde estan los muebles de cuero blanco con patas de madera de palma y ellos me sostienen con su fidelidad cruda por un rato.
en donde estoy? esta no es mi casa y ahora me adopta a puertas cerradas. los objetos me miran ominosos complices del edificio. conspiran con sus posturas quietas pero casi puedo oir los susurros y la manera en que se miran de reojo como disimulando para que no los note pero perfectamente conscientes de su charla. no estoy asustado no estoy asustado no estoy asustado. los cuadros se han caido de las paredes y pienso esto no es algo como lo que sucederia en mi casa original. los cuadros estan reclinados como descansando placidamente sobre el plano y de una manera esta es una casa de cuadros felices. muebles bien acomodados. puertas satisfechas. bien, pienso, si no puedo salir voy a dar un paseo. llego al balconcito del segundo piso y la puerta se abre facilmente, una puerta metalica con aldabas de hierro que hace un ruido tembloroso cuando la abres sus vidrios vibrando contra el marco metalico pegado con masilla negra. el balcon da a un arbol de almendras que llora sus ojas marchitas constantemente, hojas verdes translucidas parece una lampara verde amarillenta. contemplo la posibilidad de saltar afuera por el balcon o tal vez escalar por el arbol pero las ramas mas cercanas son demasiado delgadas y la caida a un anden en mal estado entonces me apoyo en la baranda como quien descansa como quien solo mira a la calle con ojos inocentes en una de esas tardes y el sol cae cae despacio las sombras se hacen mas largas y yo soy una sombra que se estira en el piso del balcon entrando diagonal a la habitacion con libros en unos estantes de madera porque esta no es una habitacion tan sola como parece. soy sombra languida sombra sin color solo sombra y estoy alli tan tranquilo, nadie pasa por la calle quebradiza y yo me pongo a recordar esos dias que pase fuera de la ciudad comiendo mandarinas todos los dias todas las tardes todas las horas iba a coger mandarinas de unos arboles bajitos y amables que me sonreian voluptuosos y yo les decia gracias arboles y salia con mi tesoro de mandarinas color mandarina en las manos y ellas me despertaban con su sabor acido y terrestre no como las mandarinas dulces complacientes que vendian en el supermercado sino mandarinas de la tierra con fuerza citrica con temblor de mandarina y puas en las ramas. colgando del balcon de la casa como mandarina acida imagine que la casa me estaba dejando ir a estas alturas entonces entre a la habitacion y mire los libros con el afan de quien mira libros porque busca algo sin saberlo entregado a la desesperanza porque si esta alli en esos libros a lo mejor lo va a pasar por alto y si esta alli entonces va a estar alli por siempre pero buscas como busca un ciego nuevo en una habitacion sin paredes. pase por todos los titulos y por los lomos con mil tamaños distintos y colores diluidos por el polvo y no tome ningun libro porque estaban alli tan compactos, tan fundidos con la casa que no queria profanarlos con sus paginas todas juntas y tupidas de letras pero los toque, pase los dedos por las hileras de lomos y por el relieve de hojas disparejas y los libros se sentian como una reja encarcelando tantas cosas entoces sali de la prision hacia la cocina era una cocina fria y entristecida asi que segui hasta el sotano que estaba lleno de cosas como una panza satisfecha y tenia los baldosines humedos y tibios como si algo estuviera empollando la casa asentada en ese espacio. y tome las escaleras hacia arriba otra vez llegando al corredor central que esta vez se veia telescopico proyectandose hacia afuera y la puerta de la entrada con su curva en la parte superior se veia liviana, blanda, casi penetrable. entonces camine despacio pensando, si lo hago con suficiente paciencia, si camino como en una carrera inversa donde el que llegue de ultimo es el ganador, asi, asi sin querer salir desesperadamente a lo mejor engaño a esta casa posesiva a esta casa encapsulada. entonces empece a dar unos pasos lentos, pasos musicales y me movia como una marea consciente de su ritmo y lenta lenta como persiguiendo los movimientos de un cuerpo celeste y los brazos se movian despacio tambien y la mirada se hizo fiera y fue encantador porque senti las corrientes de viento que recorrian la casa con el placer de duendes traviesos moviendo papeles sutilmente uno alli y otro aca. como en una tarde vacia y solo por su propio gusto porque estas corrientes parecian pensar en la delicadeza de mover los papeles olvidados en un escritorio justo a esa hora de la tarde en que el sol se retiraba como un tentaculo asustado. eran corrientes sensibles. y senti la luz rebotando en las paredes y el polvo empecinado y la rivalidad entre las columnas y las vigas y la manera en que los pasos de los habitantes iban dejando un surco por donde mas transitaban y ese reflejo blanco, ese reflejo encantador en las baldosas semibrillantes que parecia un reflejo lejano como un lago fantasmal en la mismisima superficie de la casa.
justo en el umbral de la puerta todas las tensiones se encuentran y la sensibilidad se hace imposible. en el umbral encuentro una electricidad extraña como de mar picado como de lomo nervioso y me detengo los pies en carne viva me detengo como se detiene una lagrima a media mejilla y escucho solo el ruido de la casa que es un canto de ballena distante un zumbido electrodomestico y siento una casa que se comunica a traves de los siglos y a traves de las lineas telefonicas y los pasos de sus antiguos habitantes y los sueños de los que han dormido bajo su techo. y es la casa tambien en su capricho de casa que muere cada vez que alguien la deja y es la casa tambien en su tristeza de casa la que llora cada vez que ella obliga que alguien se mueva o se detenga porque la casa lamenta tambien su propia tirania de muros y columnas y puertas y techos y ventanas.
el instituto es todo lo contrario es masa administrativa para minimizar el riesgo. es camino probado y controlado y una forma de responsabilidad diseminada a mi no me sorprende que el instituto a veces explote en pedazos y luego sea reconstruido rapida, eficientemente. nadie ha visto porque el instituto huele a miedo y a casa desinfectada y a deseo en la linea de ensamblaje. de un modo hay que combatirlo ignorandolo. hay que combatirlo tambien activamente. aunque el institito es apenas una faccion de la mano que tira la piedra, una de sus expresiones mas visibles y organizadas.
hay dias en que me levanto pensando en esas cosas y me gustaria ver un dibujo de A. para tranquilizarme. porque no se puede vivir asi con la respiracion entrecortada y bien, A. tienen algo que te manda un shock por el sistema sensorial como si todo se detuviera por un instante entonces ries o respiras profundo o caminas distinto o hueles a tu alrededor es como un trago de jugo de limon bien perfumado con intensidad botas purpura brillante y cancion que suena en el momento justo.
me levanto y tomo un desayuno frugal y me encuentro en esta casa vacia y llena de cosas al mismo tiempo y como que la casa me refleja un poco porque el mundo refleja por igual y voy y me miro en las esquinas pero no mirando mi reflejo literal sino ese reflejo de esquina hipercubica y me veo chico mirando un televisor en las tardes vacias y luego me veo menos chico mirando una pantalla en las tardes vacias y luego me veo mirando una hojas en las tardes vacias y un balcon en las tardes vacias y me veo mirando una ausencia en las tardes vacias y la esquina me dice con su voz de eco oye f. porque no vas a mirarte a la ventana entonces yo camino hacia la ventana que mira a la calle y bien a lo lejos los carros y la gente caminando no tanta gente mas bien los arboles moviendose un poco y la ventana me dice que ahi estoy tambien y que no he aprendido nada la ventana me habla con su crujido de marco tieso y sus vidrios enpolvados. y me detengo a pensar en el sofa de la sala y si miro alrededor esta no es mi casa porque alguien cambio los muebles y las paredes no tienen la pintura de siempre y hay unos juguetes tirados en el umbral de la cocina y me doy cuenta de que me equivoque de casa y he entrado a una a la que no pertenezco y sus memorias resuenan como trazos electricos por la piel de colores esta casa esta llena y esta vacia y me habla con voz de crujidos lentos y paciencia de objetos. y lamparas traidas de lugares en los que no he estado iluminando esos espacios en los que no he dormido en las tardes cuando el sol cae ni he tomado chocolate ni he escondido notas ni goma de mascar debajo de las mesas. entonces me digo, tienes que salir de esta casa cuanto antes. tomo el corredor que va a la puerta principal y la casa se cierra como un caracol y el corredor da una curva perfecta con el guardaescobas bien alineado y me saca a otra habitacion grande y entapetada con muebles tapizados en rosa y un par de candelabros viejos que no combinan y la mesita de centro esta llena de retratos que se ven familiares pero que no reconozco, las caras grotescas y verdaderas como esas que uno ve cuando monta en el bus de la ciudad de los angeles. los retratos me miran desde su vacio congelado desde su familiaridad desesperada en rosa claro estamos tan solos y solo tenemos estas memorias colgadas en la mesa las exhibimos con nuestras ojeras y pupilas opacas de tanto trabajar y sufrir y dolor y familia y muerte y hastio. me siento a mirarlos en el sofa endurecido y tomo uno por uno los retratos mirando solo los ojos y se me ocurre que eso he de hacer entonces tomo el corredor que da a la cocina y busco unas tijeras en el cajon y las encuentro y vuelvo a la sala a recortar a todos estos desconocidos familiares. recorto los ojos en rectangulitos y los pongo en donde estaban antes con el fondo color carton de los marcos y escondo el resto de la foto bajo el tapete y al final tengo ojos y ojos y ojos que me miran mas vacios tristes y desesperados desde esos rectangulitos que parecen planos de sus habitaciones que parecen sus propios cuerpos rigidos y angulados de vivir y pulirse a diario con el asfalto de la calle y el plano de los escritorios. camino a hasta la ventana y afuera los cables de la luz con sus curvas delicadas y sus masas de cables en los postes como dibujos en tinta china contra el cielo de colores degradados. son masas pero son livianas pero son notas musicales son los trazos de la comunicacion y de la iluminacion y de la proteccion y como se balancean con ese ritmo delicado con ese heroismo fluido y no son arboles pero casi tan fuertes y algunos fueron arboles ahora reencarnados. si sigo las lineas con los ojos son hipnoticos son sagrados y estan afuera. luego me digo, voy a salir a abrazarlos, esas puas bien pensadas de la calle, y tomo la salida que da a la puerta principal y la puerta no se abre y le doy golpes y nadie escucha porque es una de esas tardes. y me doy al estar encerrado. y la casa me guarda para si entonces tomo las escaleras al segundo piso y me siento en la estancia en la mitad sobre el suelo frio y alli donde los planos se rompen a la vista siento que la casa me abraza con un cariño de madre y con una resistencia de madre que me conmueve y me aterra al mismo tiempo y me repugna un poco mas. y voy al segundo piso donde estan los muebles de cuero blanco con patas de madera de palma y ellos me sostienen con su fidelidad cruda por un rato.
en donde estoy? esta no es mi casa y ahora me adopta a puertas cerradas. los objetos me miran ominosos complices del edificio. conspiran con sus posturas quietas pero casi puedo oir los susurros y la manera en que se miran de reojo como disimulando para que no los note pero perfectamente conscientes de su charla. no estoy asustado no estoy asustado no estoy asustado. los cuadros se han caido de las paredes y pienso esto no es algo como lo que sucederia en mi casa original. los cuadros estan reclinados como descansando placidamente sobre el plano y de una manera esta es una casa de cuadros felices. muebles bien acomodados. puertas satisfechas. bien, pienso, si no puedo salir voy a dar un paseo. llego al balconcito del segundo piso y la puerta se abre facilmente, una puerta metalica con aldabas de hierro que hace un ruido tembloroso cuando la abres sus vidrios vibrando contra el marco metalico pegado con masilla negra. el balcon da a un arbol de almendras que llora sus ojas marchitas constantemente, hojas verdes translucidas parece una lampara verde amarillenta. contemplo la posibilidad de saltar afuera por el balcon o tal vez escalar por el arbol pero las ramas mas cercanas son demasiado delgadas y la caida a un anden en mal estado entonces me apoyo en la baranda como quien descansa como quien solo mira a la calle con ojos inocentes en una de esas tardes y el sol cae cae despacio las sombras se hacen mas largas y yo soy una sombra que se estira en el piso del balcon entrando diagonal a la habitacion con libros en unos estantes de madera porque esta no es una habitacion tan sola como parece. soy sombra languida sombra sin color solo sombra y estoy alli tan tranquilo, nadie pasa por la calle quebradiza y yo me pongo a recordar esos dias que pase fuera de la ciudad comiendo mandarinas todos los dias todas las tardes todas las horas iba a coger mandarinas de unos arboles bajitos y amables que me sonreian voluptuosos y yo les decia gracias arboles y salia con mi tesoro de mandarinas color mandarina en las manos y ellas me despertaban con su sabor acido y terrestre no como las mandarinas dulces complacientes que vendian en el supermercado sino mandarinas de la tierra con fuerza citrica con temblor de mandarina y puas en las ramas. colgando del balcon de la casa como mandarina acida imagine que la casa me estaba dejando ir a estas alturas entonces entre a la habitacion y mire los libros con el afan de quien mira libros porque busca algo sin saberlo entregado a la desesperanza porque si esta alli en esos libros a lo mejor lo va a pasar por alto y si esta alli entonces va a estar alli por siempre pero buscas como busca un ciego nuevo en una habitacion sin paredes. pase por todos los titulos y por los lomos con mil tamaños distintos y colores diluidos por el polvo y no tome ningun libro porque estaban alli tan compactos, tan fundidos con la casa que no queria profanarlos con sus paginas todas juntas y tupidas de letras pero los toque, pase los dedos por las hileras de lomos y por el relieve de hojas disparejas y los libros se sentian como una reja encarcelando tantas cosas entoces sali de la prision hacia la cocina era una cocina fria y entristecida asi que segui hasta el sotano que estaba lleno de cosas como una panza satisfecha y tenia los baldosines humedos y tibios como si algo estuviera empollando la casa asentada en ese espacio. y tome las escaleras hacia arriba otra vez llegando al corredor central que esta vez se veia telescopico proyectandose hacia afuera y la puerta de la entrada con su curva en la parte superior se veia liviana, blanda, casi penetrable. entonces camine despacio pensando, si lo hago con suficiente paciencia, si camino como en una carrera inversa donde el que llegue de ultimo es el ganador, asi, asi sin querer salir desesperadamente a lo mejor engaño a esta casa posesiva a esta casa encapsulada. entonces empece a dar unos pasos lentos, pasos musicales y me movia como una marea consciente de su ritmo y lenta lenta como persiguiendo los movimientos de un cuerpo celeste y los brazos se movian despacio tambien y la mirada se hizo fiera y fue encantador porque senti las corrientes de viento que recorrian la casa con el placer de duendes traviesos moviendo papeles sutilmente uno alli y otro aca. como en una tarde vacia y solo por su propio gusto porque estas corrientes parecian pensar en la delicadeza de mover los papeles olvidados en un escritorio justo a esa hora de la tarde en que el sol se retiraba como un tentaculo asustado. eran corrientes sensibles. y senti la luz rebotando en las paredes y el polvo empecinado y la rivalidad entre las columnas y las vigas y la manera en que los pasos de los habitantes iban dejando un surco por donde mas transitaban y ese reflejo blanco, ese reflejo encantador en las baldosas semibrillantes que parecia un reflejo lejano como un lago fantasmal en la mismisima superficie de la casa.
justo en el umbral de la puerta todas las tensiones se encuentran y la sensibilidad se hace imposible. en el umbral encuentro una electricidad extraña como de mar picado como de lomo nervioso y me detengo los pies en carne viva me detengo como se detiene una lagrima a media mejilla y escucho solo el ruido de la casa que es un canto de ballena distante un zumbido electrodomestico y siento una casa que se comunica a traves de los siglos y a traves de las lineas telefonicas y los pasos de sus antiguos habitantes y los sueños de los que han dormido bajo su techo. y es la casa tambien en su capricho de casa que muere cada vez que alguien la deja y es la casa tambien en su tristeza de casa la que llora cada vez que ella obliga que alguien se mueva o se detenga porque la casa lamenta tambien su propia tirania de muros y columnas y puertas y techos y ventanas.
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